Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Jerez sabe a peritas de damasquitos y pastelillos de bienmesabe

Las hermanas del Monasterio de Santa María de Gracia ya han comenzado su exquisita Campaña de Navidad.

Las hermanas del Monasterio de Santa María de Gracia ya han comenzado su exquisita Campaña de Navidad.

Noviembre tiene musicalidad de clavicordio. Noviembre no se emponzoña con las costumbres luctuosas. La ciudad sustantiva su descanso. Jerez se relaja como en un ínterin que antecede a la fiesta. Pronto las zambombas serán hijas de la libertad (al costado de esta singular expresión jerezana que deletrea cantos de antaño). Decía el poeta aquello de “la memoria donde el sueño busca su alivio”. Noviembre, en Jerez, trastoca este orden de los factores porque ahora el sueño busca el alivio de la memoria. Honremos pleitesía a las magnas costumbres que nos legaron nuestros mayores. De ello depende la conservación incólume de la idiosincrasia de la ciudad. Durante estas semanas todo se remansa. Todo se amasa. Como huyendo de un frenesí anterior. La nostalgia por nuestros familiares difuntos azulea toda una suerte de sentimientos jamás marchitos…

El trazado de las calles del casco antiguo parece que zigzaguea más que de costumbre. Recorremos varios trechos. Algo inaprensible serpentea en el ambiente. Unas oraciones con voces de mujeres sencillas. La magia de la espera. De la dulce espera. El aire acoge un canto en femenino plural. Nos aproximamos a Santa Rita. Jerez -como un verso escrito a dos manos- es un soportal donde compiten difusos agüeros. Pronto la expectación adquirirá encarnadura de Niño Dios recién nacido. La construcción del Nacimiento también exige sus previsiones. Noviembre muestra una jabonosa pátina de conversión interior. Todos estamos llamados a ello -sin mayor dilación-. Toca turno a la expansión de las voluntades que empatizan con las necesidades del prójimo. Se nos presenta -ipso facto- una oportunidad que ni pintiparada. Ya argumentó san Agustín que “quien toma bienes de los pobres es un asesino de la caridad; quien a ellos ayuda, es un virtuoso de la justicia”. San Juan Pablo II -en octubre de 1999- fue explícito: “La caridad es el alma de todos los mandamientos, cuya observancia es ulteriormente reafirmada; más aún: se convierte en la demostración evidente del amor a Dios”.

Jerez no es manicorta al punto de implicarse para con los demás. Jerez se compromete sin ahuecar el ala. Jerez, ahora, abre sus páginas de papel reciclable y adopta título del célebre libro de la psicóloga Mónica López Hernando: ‘El libro de la generosidad’. Seguimos oyendo la proximidad de la humildad que irriga sangre de clausura. Noviembre es fecha de participación. De compromiso. De anticipación. Para ayudar allí donde se precise. Y para a su vez saborear las vísperas. Nuestras miras han de centrarse en el Monasterio de Santa María de Gracia. Santa Rita en la referencia popular de los jerezanos. Ya hemos llegado. En tan acogedor rincón -altar mayor donde cobra auge el silencio- las hermanas han iniciado

su exquisita Campaña de Navidad. Lo que traducido resulta: catálogo de 34 productos de repostería a módico precio para todos cuantos -sin excepciones- deseen contribuir con tan noble causa.

Nuestro paladar lo agradecerá con creces. Nadie titubee. Nadie pase por alto esta llamada a la solidaridad. Nadie se despida a la francesa ni haga rabona. Ni novillos. La ayuda es prelación. Todas ellas -angelicales como el desarrollo diario de su vocación religiosa, admirables como la permanencia del ventanal plateresco que las contempla, humildes como el carácter ermitaño que las abraza- allí nos aguardan… Cuanto en Jerez se fabrica merece la precisión -el desborde- de su consumo. Pestiños, mantecados -de vainilla, canela, chocolate, almendra…-, masa real, tartas de varios sabores, pasta de mantequilla, galleta de Santa Rita, magdalenas de aceite, amarguillos, figuritas de mazapán, yema de coco, merengues, empanadillas, hojaldrinas, pastelillos de bienmesabe, pescados de mazapán, peritas de damasquitos, tocinos de cielo, bizcochos…

Nadie pillará a estas hermanas en un renuncio pero sí con las manos en la masa. Calladas y afanosas. Miradas de complicidad se entrecruzan. Esto sí que es harina de este costal. Jerez y las monjas de Santa Rita hacen buenas migas. Con ellas siempre está el pan de la ciudad para bollos. Batidora encendida al hilo del corazón. Unción y miel. Oración y bolitas de caramelo. Creatividad y dulcería. Imaginación y amor. Mucho amor en la elaboración. Para realizar los encargos se debe llamar al teléfono 956343632, y también a través de whatsapp con el número 686 267 298. Os atenderán de mil maravillas. Con una unción humana sin parangón. Ellas son así. Portadoras del Evangelio. Consagradas al cariño, a la sonrisa fraternal, a la Gracia pura. Ellas son tal que así. Generosas, amables, rebosantes de ternura. Gloria bendita.

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